20 alumnos forman parte ya de esta escuela que nace con el objetivo de fomentar la cultura y el arte que envuelve la tauromaquia y preservar la fiesta del toreo como uno de los legados de nuestro municipio
04/07/24: Valor, capacidad de sacrificio y esfuerzo son tres de los requisitos que se le piden a un buen torero, toreros que ahora se forjan en la recién creada Escuela Taurina de Galapagar. Se trata de una apuesta personal del concejal de Festejos y Asuntos Taurinos, Javier Álvarez y que hoy ha sido presentada en Galapagar.
Galapagar, pueblo taurino por excelencia, cuna de grandes toreros como José Tomas y grandes ganaderos como Vitorino Martín. Por todo ello este municipio serrano no podía menos que tener su propia escuela taurina y así se acaba de presentar como uno de los compromisos del gobierno de Carla Greciano para preservar las fiestas del toreo como uno de los legados de la localidad. Tal y como explica el concejal “esta escuela pretende ser mucho más que un centro de formación, pretende ser un espacio de cultivo de la cultura y el arte que envuelve la tauromaquia, fomentando nuestras tradiciones y cultura como pueblo ganadero y propiciando además que este legado se perpetúe en futuras generaciones”
El entrenamiento es clave y por eso en el parque de El Toril se dan cita los 20 alumnos que ya forman parte de la Escuela y que entrenan periódicamente con el sueño de verse un día debutando en Las Ventas.
Este proyecto además ha sido acogido por dos grandes expertos en la materia. La Escuela de Tauromaquia se estrena bajo la presidencia de Helena García y, además, ha encontrado en Sebastián Ritter, Matador de Toros, a su Director Artístico. Ritter, con su vasta experiencia y dedicación, lidera un equipo de trabajo comprometido y altamente capacitado, entre los que destaca la figura del banderillero David Blázquez, conocido por su destreza y profesionalismo en el ruedo.
Bajo la tutela de estos maestros, 20 jóvenes se han embarcado en la difícil pero gratificante tarea de aprender y perfeccionar las técnicas y conocimientos inherentes a esta ancestral tradición. Así, estos jóvenes aspirantes no solo adquieren habilidades técnicas, sino que también se empapan de los valores y la ética que caracterizan al mundo taurino.